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Posts Tagged ‘Leopoldo Lugones’

 

06.03.11

Vargas en Clarín

Por Roberto Páez González 

Las muy trilladas ideas políticas de Vargas Llosa son las únicas que tiene y por eso no se va a privar de decirlas en Buenos Aires, ahorita, cuando venga en abril. Pero claro, él asegura que quisieron vetarlo porque aquí hay “espíritu piquetero”. En el Clarín de hoy, donde dicen eso, la nota está titulada “La situación que han creado me obliga a hablar de política”. 

Pero lo que lo obliga a hablar de política es su compromiso con las derechas más conservadoras de EEUU y Europa, con las derechas al acecho en Latinoamérica. Y quien firma la nota no es tan sólo un periodista, sino un amanuense directo de MVL, Juan Cruz Ruiz, mencionado en la nota como escritor español (¡vaya! ¡como Cervantes!). Y habla como su alter ego. 

Por cierto, quieren achacarnos que la propuesta de vetarlo viniera de la Biblioteca Nacional. Falso: era un reclamo, no un veto. 

Pero dejémonos de ésas … porque no son minucias: de lo que se trata es de una batalla cultural y sabe muy bien el Nobel y también su asistente, que el papel de Vargas consiste en cuestionar a los gobiernos populares latinoamericanos en todos los foros, cantar encendidas loas al neoliberalismo en el atrio de la libertad excelsa y abstracta, y darle una manito a los empleados locales de los intereses norteamericanos, como Macri (cualquiera recuerda los constantes y recientes coqueteos de éste con embajadores y otros representantes de USA). 

Claro que no se trataba de una broma. Y claro que Vargas finge que todo podría haber sido una broma, pero no deja de tomárselo en serio. Está sabiendo que su itinerario sin réplicas se ha acabado. Cuenta con todos los grandes megáfonos en batería de la uniformada comunicación globalizada, pero discierne que por todos los reductos del pensamiento independiente y del pensamiento latinoamericano embanderado no le vamos a dar tregua. 

Por ahora, juega con ficciones como la del “desaforado” periodista que desde Italia habría usurpado su identidad “para decir, en Facebook, sistema que Vargas desconoce, que ni por asomo pensaba renunciar a su derecho a hablar en ese extraordinario foro de Buenos Aires”. Cruz confirma que “el delincuente italiano” tiene razón. Pero al despertarse en México, Vargas consideró que al que no quiere caldo le dan siete tazas y por tanto, vendría y no sólo de libros hablaría, sino de política, “diciendo lo que tendría que decir”, aunque ello disguste a estos intelectuales críticos argentinos.    

El pobre Vargas, se levantó temprano como siempre, pero sorprendido y triste. “Sobre todo porque esa actitud haya sido encabezada por el director de la Biblioteca Nacional; que sea él quien pida un veto, una censura, con unos argumentos nacionalistas tan pequeñitos, tan estrechos, es desmoralizador”. 

Ya está claro que Vargas no se va a privar de atacar a Horacio González, y pasándose de vivo, a través de él nos acusa a todos de esgrimir “unos argumentos nacionalistas tan pequeñitos, tan estrechos” que “es desmoralizador”. Lo que lo desmoraliza es en realidad la confrontación de ideas, de la que no se salvará y tanto menos cuando tenga la palabra. 

Cabe llamarle la atención, primero que nada, sobre lo muy limitada que es su capacidad de juicio cuando afirma que el disgusto nuestro por ese rol suyo en la Feria del Libro “no está a la altura de lo que es la cultura argentina”. Nobel, marqués o famoso, no por ello le reconocemos título habilitante para juzgarnos. 

Puede Mario Vargas Llosa haber escrito “resmas enteras de textos sobre algunos de aquellos personajes sobre los que se edifica el conocimiento exterior de la cultura argentina de los últimos siglos” (que son sólo dos) y no obstante calzar en la horma del pensamiento de la élite vasalla semicolonial. Incluso cuando incluye en su homenaje a la letras argentinas nombres de escritores que son constitutivos de nuestra cultura. No por ello nos interpreta acertadamente. 

La verdad rapidita es que todo es pretexto para que tome el micrófono y conteste las nuevas ganas culturales que se viven en Argentina, junto al desendeudamiento, la recuperación de la soberanía para decidir en la Casa de Gobierno, el incremento del nivel de empleo, los salarios y el PBI (en especial, industrial), las medidas sociales como la Asignación Universal por Hijo, la sensación de Fiesta a causa de todo ello y del Bicentenario y la perspectiva de profundizar estos cambios. 

Frente a la chatura inquebrantable de los líderes de la derecha argentina, adustos, sin gracia, sin ideas, el paso de Vargas por los escenarios de Buenos Aires está montado, desde luego, para que hable y para que hable de política.

¿Vargas podría haberse equivocado? Nos asegura que las reacciones contrarias a esa participación suya en la Feria del Libro le dan la razón. Entonces engrana con su pesada cruz de penitente y recuerda que lo vetaron un montón de veces. Para volver sobre “el señor González” y estos intelectuales kirchneristas de “esta asociación, que no sé cómo se llama”. Mal que le pese se tendrá que desaznar. 

Ciertamente, la Biblioteca Nacional tuvo como directores a Leopoldo Lugones, a Jorge Luis Borges y ahora su director es Horacio González. La evaluación del señor MVL al respecto está fuera de lugar. Cruz, con falsa ingenuidad habla de un escritor que no podría venir a meter la nariz en cuestiones nacionales, pero tanto él, como Vargas y algunos encantados anfitriones locales saben que lo que causa escozor es su papel de meterete profesional, perfectamente respaldado por el enjambre de “asociaciones” que lo usan de ariete o de Caballo de Troya.    

Vargas afirma: “Lo extraordinario es que no ha sido uno, sino un grupo, no sé cuántos, ni sé tampoco las credenciales intelectuales que tienen. Pero que haya un grupo que pida vetos y censuras sobre sus colegas porque no piensan como ellos me parece de la peor tradición latinoamericana de la que estamos tratando de librarnos y me confirma en mis ideas a favor de la democracia, del liberalismo… De la tolerancia, básicamente”. ¡Qué lindo sería el mundo, señor Vargas, ¿verdad? Si usted pudiera desparramar su talento literario, su personaje histriónico y su sacerdocio de liberal a ultranza sin que se le opusieran unos cuantos intelectuales que no le reconocen estar cumpliendo un papel serio en favor de la democracia! ¡Y vaya! ¡Tampoco en favor de la justicia social, ni de la segunda independencia de Latinoamérica! Porque es por eso que lo ayudan tanto a usted esas otras asociaciones que lo invitan o lo apoyan permanentemente: ¡porque usted también es un permanente de esos intereses! 

Ahora que el señor Vargas Llosa está al corriente de lo que se dice de sus posiciones políticas y que asegura que no las va a escamotear, tendremos la ocasión de debatirlas abiertamente y sin concesiones. 

Roberto Páez González – 06.03.11

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