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Argentina entre los buitres y el desastre sirio

La conexión entre los fondos buitre y la crisis del sistema financiero. Por qué los países centrales volvieron a preocuparse por los paraísos fiscales. Las incógnitas que plantea la catástrofe siria. La opinión de Stiglitz y Krugman.

Por Martín Granovsky

En 1712 Pedro el Grande, el primero de los Romanov, estableció su capital en San Petersburgo. Quería abrir una puerta a Europa. En 1917 cayó el último de los zares, Nicolás II Romanov, y en 1918 la capital pasó a Moscú. Vladimir Putin, que gobierna desde tierra moscovita, acaba de ser el anfitrión del Grupo de los 20 en San Petersburgo. Esta vez la ciudad fue una puerta por donde entraron los problemas irresueltos del mundo, entre ellos la crisis financiera y la catástrofe siria.

El documento final que habla de “guaridas fiscales” en referencia a los paraísos y alegró a la presidenta argentina tiene una raíz en los problemas de los países más desarrollados.

“En los últimos doce meses se fueron de Italia a Luxemburgo 140 mil millones de euros para atesorar dinero fuera de Italia en protección para un eventual derrumbe”, explica el economista Arnaldo Bocco, ex director del Banco Central bajo Néstor y Cristina Kirchner. “Los grandes contribuyentes dejan de serlo en los países donde antes residían, lo cual genera grandes problemas en la recaudación tributaria de los países desarrollados como Alemania y los Estados Unidos”, afirma Bocco.

¿Por qué dentro del G-20 los países desarrollados comenzaron dándole un alto perfil al debate sobre los paraísos fiscales en 2009, bajaron luego el perfil del tema y volvieron a elevarlo en los últimos meses?

“Los paraísos fiscales son el patio trasero del sistema financiero”, dice el diputado nacional por el Frente para la Victoria Eric Calcagno, quien ofrece un dato para entender la magnitud del fenómeno que los expertos llaman “financierización”: “Hace 30 años por un 1 punto de producción había un punto de stock financiero. Hoy por cada punto hay 3,6 de stock”. Los paraísos fiscales quedan articulados con la práctica de los fondos buitre, que según Bocco son estudios de abogados especialistas en comprar títulos de deuda a bajo precio en medio de las crisis para especular con una suba futura.

“Los fondos buitre representan un poder financiero marginal al sistema capitalista”, dice Calcagno. Pero no tan marginal: “Hacen una parte del trabajo más sucio y al mismo tiempo conspiran contra la estabilidad de todo el sistema”.

Para Bocco, paraísos y fondos buitre se relacionan con el lavado de dinero, “porque en el paraíso fiscal se hace residente el grueso de los grandes evasores y el gran dinero de la corrupción”.

El economista sostiene que dentro del G-20 la resistencia al desmonte de los paraísos fiscales está encabezada por Gran Bretaña, que “ejerce una protección sobre los lugares de libre tránsito y sin regulaciones transparentes”. Pero a los países desarrollados cada vez les cuesta más equilibrar las cuentas fiscales, y eso explicaría que cíclicamente la tensión con la existencia de los paraísos aumente.

En parte la baja de recaudación ocurre por la utilización de fideicomisos de existencia discreta alojados en un paraíso. “Con frecuencia un fideicomiso alojado en un paraíso administra los bienes de una familia de fortuna que vive de sus beneficios y no tributa todo lo posible en el país donde reside”, ilustra Bocco.

El ex director del BCRA recomienda seguir con atención un dato que juega en este contexto mundial: quién piloteará la Reserva Federal, el banco central de los Estados Unidos. Una candidatura es la de la actual vicepresidenta, Janet Yellen. Otra es la de Larry Summers, que fue el poderoso consejero de Bill Clinton para las cuestiones financieras.

La desigualdad

En un artículo publicado el viernes en The New York Times el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz escribió que trabajó con ambos y antes que a Summers prefiere a Yellen.

“Como autoridad del Departamento del Tesoro durante la administración Clinton, el señor Summers apoyó la desregulación de los bancos, incluyendo el rechazo a la ley Glass-Steagall, lo cual fue clave en la crisis financiera de los Estados Unidos”, dice el texto de Stiglitz. Al abundar sobre Summers escribió el Nobel que cuando Summers fue secretario del Tesoro entre 1999 y 2001 su gran “logro”, entre comillas, fue garantizar que los derivativos, es decir los productos no controlados del sistema financiero, “no fueran regulados, una decisión que ayudó a la explosión de los mercados financieros”.

Según Stiglitz, la desregulación es una de las causas de la desigualdad por cuatro motivos:

– De acuerdo con cómo se las maneje, las crisis son creadoras de desigualdad y pobreza. En la última crisis, los ingresos medios cayeron un 40 por ciento, muchísimos trabajadores perdieron su empleo y la sociedad sufrió el recorte de servicios públicos. En cambio el uno por ciento más rico “disfruta los resultados de la recuperación”.

– La desregulación contribuyó a la financierización de la economía.

– La desigualdad se ve reforzada “por las prácticas abusivas del sector financiero, que prospera a costa de los norteamericanos comunes, a través de préstamos predatorios, manipulación de mercados, abuso con las tarjetas de crédito y aprovechamiento del monopolio del sistema de pagos”. Frente a eso la Fed no usó su enorme poder, que sí utilizó “para fortalecer los balances bancarios a expensas de los ciudadanos comunes”.

– Además de lo que hizo mal, el sector financiero continúa sin hacer cosas como facilitar créditos para las pequeñas y medianas empresas.

Otro Nobel de Economía, Paul Krugman, escribió ayer que cuando a punto de cumplirse cinco años de la crisis de Lehman Brothers, símbolo de la actual gran caída, la administración Obama protagonizó “un gran fracaso”. Krugman lo atribuye al énfasis en la austeridad y no en la creación de empleo y la preservación de los hogares frente al remate masivo.

El dilema sirio

En este tablero fue que sesionó la última cumbre del G-20 en la que la Argentina y Brasil elevaron su protesta contra los paraísos fiscales y la desregulación financiera que aún gobierna el mundo. En el caso argentino no hubo una cumbre bilateral entre Cristina Fernández de Kirchner y Barack Obama. La Presidenta, por otra parte, eligió personalizar críticas en el colega norteamericano. En el caso brasileño, la revelación de que la Agencia Nacional de Seguridad espió en 2012 a la propia Dilma Rousseff y a sus consejeros sí generó una entrevista a solas. Dilma anunció públicamente el viernes que Obama le había prometido una explicación. También condicionó su programada visita de Estado a Washington a la respuesta, que debería llegarle de aquí al viernes.

Es el mismo período en que el presidente de los Estados Unidos anunciará su decisión final sobre Siria, donde ya hay 90 mil muertos y dos millones de desplazados dentro y fuera del territorio.

“Todo el mundo está a la espera del anuncio de Obama y hoy hay una probabilidad de un 85 o 90 por ciento en el sentido de un ataque sobre Siria en los próximos dos o tres meses”, opina Khatchik Derghougassian, experto de la Universidad de San Andrés.

Una duda es si Obama insistirá o no en su nueva estrategia de convencer al Congreso antes de lanzar un ataque, al parecer una medida necesaria frente al rechazo de 6 de cada 10 norteamericanas, cifra muy alta en un país que ya no tiene conscripción.

“Quiere lograr una mínima ‘legitimidad’”, dice Derghougassian. “Tomar esta decisión le será difícil. No tomarla también porque ya dio su palabra.”

Samantha Power, la flamante embajadora en las Naciones Unidas, reforzó en los últimos días su argumentación ante sectores progresistas.

El viernes dijo en el Center for American Progress que ante la denunciada utilización de ataques con gas venenoso y la parálisis del Consejo de Seguridad por la divergencia entre Washington y Moscú, “no hay un Plan B sin riesgos”. Su Plan A, como sucedió ante la crisis libia, es la intervención militar. “El gobierno debe tomar la responsabilidad por los riesgos y las consecuencias potenciales de su acción”, dicho lo cual prefirió dejar sin detalle alguno la exposición de esos efectos eventuales mientras se concentraba en publicitar la necesidad de una intervención militar inmediata.

La Argentina había votado contra las violaciones a los derechos humanos en Siria en el marco de las Naciones Unidas pero se opone a una acción militar como casi toda América latina.

“Solamente México, Colombia y Chile guardaron distancia y silencio”, dice el analista venezolano Modesto Emilio Guerrero. El resto condenó una invasión o una intervención militar. “Nunca tiene razón para invadir, pero en el caso de Siria tampoco puede sostener lo que dice. El gobierno ruso informa que el gas usado que se encontró tiene olor. Si tiene olor no es militar. Si no, es del gobierno sirio. ¿Y ahora? La Liga Arabe no apoya la intervención militar. La oposición al gobierno sirio está fragmentada y los dilemas son muchos ¿Los Estados Unidos quieren construir un régimen con Al Qaida dentro?”

Derghougassian subraya que “ya hubo un intento para una conferencia internacional, pero las partes no están de acuerdo, lo cual es un problema porque no hay una oposición unida sino varios grupos y los más extremistas no quieren saber nada de llegar a un acuerdo”.

Agrega el experto: “La oposición política del Ejército Libre Sirio, en cambio, quiere modificar el régimen baasista. Mientras, a los islamistas los apoyan Turquía, Arabia Saudita y Qatar. Cada país tiene su propio juego. Arabia lo hace para fisurar la alianza entre Siria e Irán. Turquía encontró en las revueltas árabes la oportunidad de presentarse como una potencia regional”.

El cuadro es complejo y hay grandes actores internacionales tratando de influir. Tal como se informa aparte, el papa Francisco fue ayer el principal. Entretanto, en el Senado norteamericano avanza una propuesta de los legisladores Joe Manchi y Heidi Heitkamp según la cual se le podría pedir al presidente Ba-shar al Assad que Siria firme la Convención sobre Armas Químicas y adopte pasos concretos para cumplirlo en 45 días. Pasado ese tiempo, los Estados Unidos quedarían con las manos libres.

Fuente: Página 12, 08.09.13

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El paso del sueño a la pesadilla,

para los pueblos de la Unión Europea

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Por Alberto Rabilotta

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Con la imposición del “diktat” de la Troika a Chipre, la Unión Europea disipó las pocas dudas que existían sobre quién dirige y sale beneficiado de la política para mantener la unión monetaria.

Ni durante el rescate de la deuda griega o española, para citar dos casos, las criticas de economistas y políticos hacia la Unión Europea (UE) y la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) fueron tan unánimes sobre la cuestión de fondo, el papel hegemónico que juega Alemania, como en el caso de Chipre.

¿El euro o la vida?

En diarios, portales y blogs, muchos economistas en Estados Unidos y Europa, ven la “solución” a la crisis en Chipre aplicada por la Troika como un paso que la UE dio hacia su propia destrucción: “La lección de Chipre es que Europa está políticamente en bancarrota (…) Durante la semana pasada, Europa, o mejor dicho los lideres de la UE, se han hecho a sí mismos un daño que jamás podrán reparar” (theautomaticearth.com, 26 de marzo 2013).

“Chipre debe salir del euro. Ahora mismo. La razón es bien directa: seguir en el euro significa una increíblemente severa depresión que durará largos años mientras (Chipre) intenta crear un nuevo sector exportador. Abandonar el euro, y dejar que la nueva moneda se devalúe, dará una gran aceleración a esa reconstrucción” (Paúl Krugman, The New York Times).

“Los buenos, los malos y el extremadamente feo (aspectos del acuerdo de Chipre)”: El acuerdo de la Troika introdujo la más alarmante dimensión, el definitivo final de cualquier esperanza de una genuina unión bancaria en toda la eurozona (Yanis Varoufakis, economista griego).

“Chipre descubre que no todas las naciones son iguales”, y que “la primacía la tienen los intereses de las más grandes naciones de la eurozona” (Christopher Pissarides, Nobel de economía y asesor del Presidente de Chipre, Financial Times 28 de marzo 2013)

Haz lo que yo digo, no lo que yo hago

Que el Nóbel Pissarides tiene razón no cabe la menor duda. Esas grandes naciones de la eurozona, con sus grandes bancos que especularon y salieron ganando con los rescates del BCE, son las que ahora están negociando un acuerdo de libre comercio UE-Canadá, que la agencia Canadian Press (CP) analiza a partir de un borrador de las negociaciones (Weaker bank rules part of Canada-EU trade talks, 27 de febrero 2012).

El borrador citado por CP deja en claro que el tan afamado sistema bancario canadiense –el único de los países del G7 que resistió a la crisis del “subprime” porque no se derribó el “muro” que separa las actividades de depósito de las operaciones de riesgo, y porque se mantuvo un sistema de supervisión muy efectivo-, está en la mesa de negociaciones porque “la UE no quiere excluir los servicios financieros del ámbito de las exigencias de desempeño”. Dicho en palabras más profanas, los bancos de la UE quieren estar donde se pueden sacar ganancias más rápido y fácilmente.

Canadá, según la CP, está resistiendo frente a los intentos de la UE para debilitar la supervisión de las instituciones financieras que salvaron a los bancos canadienses de la crisis, y para ello adoptó una estrategia cautelosa: Ottawa solo permitirá abrir su mercado financiero a la UE si las autoridades canadienses conservan el poder de bloquear las actividades de negocio que pudieran poner en riesgo el sistema financiero. Pero, agrega la información, la cautela canadiense está chocando contra el agresivo empuje europeo (de los centros financieros en Alemania, Gran Bretaña, Francia, Holanda, entre otros) que busca obtener la protección total para sus inversores.

Con palabras que todos entenderemos, las “naciones fuertes” de la UE quieren demoler la totalidad o parte de las salvaguardas y la supervisión que son la fortaleza del modelo bancario canadiense para poder incursionar sin control en las actividades financieras de riesgo, con los inversionistas europeos protegidos de cualquier sanción o reacción de parte de las autoridades o intereses canadienses.

La periferia controlada con los grilletes de la deuda

Por eso no sorprende lo que escribe el periodista alemán Jakob Augstein, de que “el drama sobre Chipre ha clarificado que la crisis en la zona euro (ZE) está desarrollándose como una lucha sobre la hegemonía alemana en Europa. En la superficie, (Ángela) Merkel y (su ministro de Finanzas Wolfan) Schaüble parecen estar trabajando para estabilizar la economía. En realidad, están vinculando a las otras naciones con los grilletes de la deuda” (Der Spiegel, 25 marzo 2013).

Augstein cita al antropólogo estadounidense David Graeber, quien en su libro “Debt: The First 5,000 Years” señala que si la historia muestra algo, es que no hay mejor manera de justificar relaciones basadas en la violencia, y hacer que estas relaciones aparezcan como morales, que reposicionándolas en un lenguaje de deuda, sobre todo porque hace inmediatamente aparecer a las víctimas como si estuvieran haciendo algo erróneo.

Hasta el ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, criticó a Alemania por “buscar la hegemonía de la eurozona”, y de paso objetó la crítica del “modelo de negocios” de Chipre (similar al de Luxemburgo), porque Alemania no debe, “bajo la cobertura de tecnicismos financieros”, “estrangular” los “modelos económicos” de otros países.

Asselborn apuntó que los países grandes, como Alemania, Francia y Gran Bretaña, no pueden argumentar que solo sus centros financieros son necesarios y que se debe terminar con los situados en otros países (Reuters, 28 de mayo 2013)

Sin duda al ministro Asselborn no le gustó lo que el ministro de Finanzas de Francia, Pierre Moscovici, dijo a quienes lo criticaban por haber dado su acuerdo a la política que se aplicó en Chipre: “a todos aquellos que dicen que estamos estrangulando a todo un pueblo… Chipre es una economía casino que estaba al borde de la bancarrota”.

El economista chipriota Christopher Pissarides, en su artículo en el Financial Times (28 de marzo 2013), rechaza la definición de que Chipre tenía una “economía casino” y recuerda que después de la invasión de Turquía en 1971, Chipre perdió la mayor parte de su base agrícola e industrial y que entonces se decidió hacer de los servicios para negocios y el turismo el principal sector exportador, para atraer negocios del Oriente Medio, de la UE y de Rusia mediante acuerdos sobre la doble tributación fiscal, políticas de inmigración relajadas y bajos impuestos para las empresas.

Premio Nóbel del 2010 y desde enero pasado asesor del presidente de Chipre, Pissarides afirma que para la Troika el “problema” es que los grandes depósitos bancarios que llegaron a Chipre inflaron el sector bancario hasta dimensiones “insostenibles”, aproximadamente ocho veces el PIB. Pero esta proporción –destaca el economista- sigue siendo inferior que la de Luxemburgo, y no muy diferente de las de Malta e Irlanda.

También señala que el plan de la Troika parte del supuesto enunciado por el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfan Schaüble, de que ese “modelo de negocios” es “insostenible” y que el sistema bancario chipriota debe achicarse de 50 a 60 por ciento en los próximos cinco años.

Pissarides subraya que la Troika no dejó pasar la oportunidad y liquidó los dos grandes bancos de Chipre, el Laiki Bank y el Bank of Cyprus, que habían invertido mucho en los bonos soberanos de Grecia y necesitaban capital para seguir operando, y afirma que “es ahí donde el proceso de toma de decisiones de la Troika deviene desconcertante y la visión de los ‘padres fundadores’ de la moneda única se convierte en una burla”.

Para el economista Yanis Varoufakis -en su análisis titulado “El bueno, el malo y el extremadamente feo (aspectos del acuerdo de Chipre)”-, es bienvenido que el costo de los fatuos banqueros chipriotas se le haya cargado a los depositantes que asumieron riesgos, pero uno no deberá sorprenderse si este episodio en Chipre que duró una semana, termina siendo registrado en los anales de la historia como el punto de viraje principal: como el momento en la historia en que Europa pasó la barrera de lo aceptable.

Varoufakis recuerda que el nuevo presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, dijo en términos bien claros que el acuerdo con Chipre abría el camino para que los próximos acuerdos de rescate sean tales que la UE “nunca necesitará incluso considerar la recapitalización directa” de los bancos que se desmoronan, lo que –puntualiza el economista- constituye la sentencia de muerte tanto de los acuerdos de recapitalización directa alcanzados en la UE en junio del 2012, como de cualquier unión bancaria que tenga sentido. “El mensaje es claro: cada uno por sí mismo!”, y Varoufakis añade que también se entierran los planes de usar las facilidades con el BCE para “desacoplar los bancos de la crisis de la deuda pública”.

Para el economista griego, la combinación de (a) la negación de la necesidad de consolidar la deuda pública, (b) el descarrilamiento de cualquier unión bancaria que tenga sentido y, (c) la mano dura con la cual Chipre fue tratado durante la semana pasada, implica un nuevo y horrible estado de las relaciones en Europa. Hasta ahora, quienes apoyaron la austeridad y la manera como Alemania manejaba la crisis de la ZE en los países deficitarios (incluyendo a Francia), venían argumentando que se necesitaba seguir a Berlín y a Fráncfort para inspirar suficiente confianza en aquellos que controlan los cordones de la bolsa (mostrar la voluntad de ‘poner la casa en orden’), antes de que pasaran de los inevitables eurobonos a la lógica de la unión bancaria, y a lo que fuera necesario para alcanzar una mayor unión política y económica.

Pero lo aplicado en Chipre, concluye Varoufakis, revela lo equivocado de tal visión. Los pueblos de la periferia (Irlanda, Portugal e incluso Grecia e Italia) aunque no les gustara inclinaron su cabeza frente a la austeridad y la pérdida de las leyes laborales y sociales que los protegían, y a pesar de eso los poderes en Berlín y Fráncfort siguen alejándose de los movimientos hacia la unificación, adoptan un creciente autoritarismo, políticas que dividen y empujan la ZE precisamente en la dirección opuesta a la necesaria para retomar la sustentabilidad política y económica.

Hasta el periodista Jean Quatremer, del diario francés Libération, escribe que el gobierno de Berlín parece incapaz de controlar su enorme poder, y que si en tiempos de “Merkozy” (la alianza del ex Presidente Nicolás Sarkozy con la Canciller Ángela Merkel) hubo apariencia de que las decisiones se tomaban de manera conjunta, con el rechazo del actual Presidente François Hollande de “pegarse” a Merkel, ha quedado expuesto lo que realmente son las instituciones europeas: la hoja de parra que impide que los ciudadanos europeos vean la voluntad de Alemania.

Y añade que Alemania decidió resolver la crisis del euro en sus propios términos, y que la pretendida superioridad de la visión económica de Merkel está llevando a que “Alemania pierda todos sus amigos, aunque todavía no sean sus enemigos”.

Muchos analistas consideran que la receta usada con Chipre no tiene nada que ver con “salvar a Chipre” sino más bien con su destrucción, destacando que no hay la menor duda que la posición de Alemania y de sus aliados son los causantes del “déficit democrático dentro de la UE”. Pissarides concluye su artículo expresando que para Chipre “el futuro es realmente sombrío. No es claro lo que nos caerá encima la semana próxima, ni de dónde llegará”.

¿El punto de ruptura?

En términos políticos lo sucedido en Chipre, y las reacciones de los políticos de Alemania y demás “grandes naciones” de la UE, ya ha llevado a un cambio decisivo en la posición política del Partido de Izquierda (Parti de Gauche) de Jean-Luc Mélenchon, quien por primera vez plantea el tema de la UE y del euro en términos de “ruptura”.

Preguntado sobre las medidas urgentes a tomar, Mélenchon, ex candidato a la presidencia por el Frente de Izquierda, dijo al diario L’Humanité que “en el centro de todo: compartir las riquezas a favor del trabajo, efectuar la transición ecológica del sistema de producción. Para ello, hay que golpear el corazón de los problemas, a Europa. Marcar una ruptura sobre tres puntos. Primero, la relación franco-alemana: totalmente desequilibrada, funcionando para ventaja exclusiva del capitalismo alemán. Después, el euro. Nosotros siempre defendimos la idea de que la moneda única podía ser un punto de apoyo para una política progresista, pero llegamos al punto en el cual ese discurso es inoperante por la obstinación de los dirigentes europeos. En fin, el ‘arco Mediterráneo’. ¿No ha llegado el momento de darnos cuenta que tenemos otro centro de gravedad que Alemania, del otro lado del Mediterráneo?”.

Para la agencia Bloomberg, “la saga de Chipre” dará municiones a los líderes populistas a través de todo el sur de Europa que están diciendo que a las elites políticas que manejan esta crisis les importa un bledo los ahorristas ordinarios. Italia tiene el sistema político atascado, los votantes griegos están señalando un creciente apoyo al partido Syriza que quiere renegociar los términos del programa de rescate de Grecia.

Eslovenia va derecho a un pedido de rescate y, según Carsten Brzeski, economista del Grupo ING en Bruselas, la prueba de fuego será cuando el problema de Chipre empiece a afectar a economías más importantes, como España e Italia.

Según el FMI, para refinanciar su deuda pública en el 2013, Eslovenia deberá emitir obligaciones por un valor de tres mil millones de euros, algo muy costoso para ese país dado que la tasa de interés sobre esos bonos saltó de 4.5 a 6.4 por ciento como resultado del “rescate” chipriota.

Según la economista Yves Smith (nakedcapitalism.com del 29 de marzo 2013), la próxima confrontación sobre rescates bancarios y reformas estructurales será en Eslovenia: “Es una cuestión abierta la posición que el nuevo gobierno de centro-izquierda (en Eslovenia) adoptará en cualquier negociación. La Presidenta Alenka Bratusek puso en claro que quiere darle prioridad al crecimiento, no a la reducción de la deuda. Pero esto no cuadra con la posición de Alemania. Eslovenia y Alemania pueden entrar en una disputa sobre las reformas requeridas en Eslovenia a cambio de la asistencia. Si Eslovenia intenta resistir a la Troika, ciertamente encontrará un fuerte rechazo, como sucedió con Chipre. Y otra demostración de fuerza bruta no pasará desapercibida en Italia y España”.

Los “rescates” y las políticas de austeridad que los acompañan están causando verdaderos desastres sociales y económicos en un creciente número de países de la UE. Incluso economías grandes, como la de Francia, están yendo hacia una recesión por el aumento del desempleo y las bajas en el consumo y la producción industrial.

La imposición de la hegemonía alemana sobre la UE, un proyecto en el cual el euro es la pieza clave porque concentró el poder financiero y llevó al endeudamiento que está poniendo los grilletes en un creciente número de países, ha convertido en pesadilla el pasado sueño de una UE próspera y con contenido social.

La Vèrdiere, Francia.

– Alberto Rabilotta es periodista argentino-canadiense.

Fuente: ALAI, América Latina en Movimiento, 29.03.13

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La profesión de economista

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Por Bernardo Kliksberg *

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British Petroleum aceptó (16/11/12) catorce cargos criminales formulados por la Justicia americana por haber provocado, en abril de 2010, el mayor derrame petrolero de la historia. En él murieron once operarios de la empresa y se generaron daños ecológicos gravísimos. No se habían aplicado normas básicas de seguridad, tratando de maximizar ganancias.

El Banco Suizo UBS admitió (20/12/12) los cargos criminales que se le formularon por sus “épicas manipulaciones” de la tasa Libor y otras entre 2005 y 2010. El procurador de Estados Unidos señaló: “No hay lugar a error. Para los traders de UBS la manipulación del Libor era para hacerse ricos”. Antes aceptó su culpa el Barclays Bank y hay investigaciones sobre otros. Estuvieron dando información falsa sistemáticamente para adulterar en su beneficio la tasa, causando daños a innumerables personas.

En la última reunión del G-20 (noviembre 2012), los conservadores ministros de Finanzas de Gran Bretaña y Alemania denunciaron la “ingeniería fiscal” con que muchas trasnacionales líderes burlaban los sistemas impositivos nacionales, pagando montos ínfimos de impuestos.

La jueza australiana Jayne Jagot condenó (5/11/12) a la agencia de calificaciones Standard & Poor’s por calificación “engañosa y falaz” en productos financieros adquiridos por trece municipios australianos, que perdieron montos muy importantes.

En Grecia, con una caída brutal del producto bruto desde que se inició la receta, y con aumento fuerte en la tasa de suicidios, un periodista valiente publicó (noviembre 2012) la lista de los 2000. Son, en medio del ahorro forzado de la población, tenedores de depósitos no informados en bancos suizos. Los ministros de Economía venían “extraviándola”.

La lista puede continuar.

En todos estos casos, el mercado, la mano invisible, la autorregulación, pilares del pensamiento económico ortodoxo, no protegieron a los ciudadanos. Por el contrario, fueron el ámbito propicio para que triunfara lo que el presidente Obama llama “la codicia desenfrenada”, a la que adjudica un papel central en la gran crisis económica mundial de 2008/9 cuyos efectos continúan.

Se hace imperioso revisar el modo de leer la economía. Sin embargo, el peso político, mediático y económico de los grandes intereses favorecidos por la asunción de la economía neoliberal como la única posible ha llevado a que en Europa se esté aplicando inmisericordemente, aunque siga produciendo pésimos resultados económicos y desvastadores daños humanos.

En Argentina y América latina la lucha por la comprensión de la economía es clave. Diversos sectores sólo conocen la explicación ortodoxa sobre los mercados, el rol del Estado, la inflación, el dólar, la deuda externa y otras cuestiones cruciales.

Mientras que en muchas universidades de la región los textos de Milton Fridman, el Nobel gurú de la escuela de Chicago y asesor económico de Pinochet, eran estudiados como “la explicación” de la economía, los de otros Nobel como Amartya Sen y Paul Krugman, que presentan una visión totalmente divergente, eran casi desconocidos.

Alfredo Zaiat hace una contribución de gran valor a ese debate postergado con su nueva obra Economía a contramano (Planeta 2012).

En sus páginas se hallan los temas ausentes en la agenda usual. Entre ellos: por qué los pronósticos económicos ortodoxos no aciertan nunca y fracasaron tan estrepitosamente en la Argentina; qué es la economía del miedo, la que pregonaba Menem cuando decía: “O este modelo o el caos”; cómo funciona la fuga de capitales; el rol de los poderes financieros; los mitos sobre los bancos centrales; la demonización de los defaults; las explicaciones simplistas sobre la inflación; el mundo aparentemente impenetrable de la profesión económica y otros.

Esta agenda renovadora es tratada con el rigor, la seriedad y la profundidad que caracterizan la producción intelectual del director de Cash, el excelente suplemento económico de Página/12.

Las fuentes son asimismo no convencionales. En la aguda obra, el lector podrá encontrarse con prominentes figuras del pensamiento económico casi ignorados por los economistas de la city como Kennet Galbraith, pensadores chinos y coreanos, el eminente Julio H. G. Olivera. También con documentos asombrosos como, entre otros, la evaluación que la famosa oficina del control gubernamental del Congreso de EE.UU. hizo de la validez de los pronósticos del Informe Anual del FMI. Llegó a la conclusión de que “no es un instrumento confiable para anticipar las crisis”.

Junto con su analítica revisión de la historia económica argentina reciente y la presentación de propuestas lúcidas, el libro es una reflexión franca y penetrante sobre el rol de los economistas en la sociedad.

Pueden ser alumbradores de nuevos caminos como Keynes o, como dice el autor, “débiles ante los intereses del poder económico, hombres de negocios dedicados a la comercializacion de información económica” o, peor aún, “los que viven gracias a que los demás no saben”.

La economía puede seguir siendo una disciplina opaca, sólo para supuestos especialistas, cuyas propuestas con frecuencia van a “contramano” del bienestar colectivo o puede, como lo fue en sus orígenes, ser una “ciencia moral” donde las preocupaciones éticas tienen un rol central.

Obras iconoclastas como las de Zaiat trazan un rumbo en esa dirección en el país.

Hace un tiempo, el autor invitó a Stiglitz a que disertara sobre “Etica para economistas” en un congreso internacional sobre ética y economía que presidió. El Nobel acentuó que se necesitaba un código ético para economistas y que debía tener por lo menos tres artículos. Primero, no vender a los líderes políticos teorías supuestamente infalibles cuando no tienen evidencia empírica real a su favor; segundo, no decirles que sólo hay una alternativa; tercero, explicitar los costos para los pobres de las políticas que aconsejan.

A la luz de ejemplos recientes como los citados de BP, la manipulación de las tasas Libor, las maniobras de las calificadoras de riesgos y otros semejantes, se podrían agregar al código; cuarto, identificar si las políticas recomendadas van a seguir aumentando el coeficiente Gini de desigualdad, hoy el más elevado de la historia del globo; quinto, cuántos trabajos decentes y estables van a crear; sexto, dejar la soberbia economicista, practicar la humildad que aconsejaba el mismo Keynes.

Junto con todo ello tener en cuenta que el modelo necesario debe generar, al mismo tiempo que logros económicos, cohesión social, democratización en el acceso a la educación, la salud y la cultura, derechos humanos, equilibrio ecológico y participación, porque el ser humano nació para todo eso.

* Premio Domingo Faustino Sarmiento a la trayectoria, del Senado de la Nación.

 Fuente: Página 12, 03.04.13

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La víctima griega

El desastre se originó en Bruselas, Fráncfort y Berlín, al crear un sistema monetario defectuoso

– Por Paul Krugman *

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Desde que Grecia cayó en picado, hemos oído hablar mucho de lo que no va bien en todo lo que sea griego. Algunas de las acusaciones son ciertas, y otras son falsas, pero todas ellas son irrelevantes. Sí, existen importantes fallos en la economía griega, en su política, y, sin duda alguna, en su sociedad. Pero estos fallos no son los que causaron la crisis que está desgarrando a Grecia, y que amenaza con extenderse por Europa.

No, los orígenes del desastre se encuentran más al norte, en Bruselas, Fráncfort y Berlín, donde las autoridades crearon un sistema monetario profundamente defectuoso —y quizás abocado a morir— y luego agravaron los problemas de ese sistema sustituyendo el análisis por las lecciones de moral. Y la solución a la crisis, si es que existe alguna, tendrá que llegar de los mismos lugares.

Por tanto, veamos esos defectos griegos: sin duda alguna Grecia tiene mucha corrupción y mucha evasión fiscal, y el Gobierno griego tiene por costumbre vivir por encima de sus posibilidades. Más allá de eso, la productividad laboral griega es baja de acuerdo con los niveles europeos, ya que es inferior en un 25% a la media de la Unión Europea. Sin embargo, vale la pena señalar que la productividad laboral en, vamos a decir, Misisipi, es más o menos igual de baja según los niveles estadounidenses, y más o menos por el mismo margen.

La solución a la crisis, si es que existe alguna, tendrá que llegar de los mismos lugares

Por otra parte, muchas cosas de las que oyen sobre Grecia no son ciertas. Los griegos no son vagos; al contrario, trabajan más horas que casi todo el mundo en Europa, y muchas más horas que los alemanes en concreto. Grecia tampoco tiene un Estado del bienestar desenfrenado, como les gusta afirmar a los conservadores; el gasto social como porcentaje del producto interior bruto (PIB), la medida habitual del tamaño del Estado del bienestar, es considerablemente más bajo en Grecia que en, digamos, Suecia o Alemania, que son países que hasta ahora han capeado la crisis europea bastante bien.

Entonces, ¿cómo se metió Grecia en tantos problemas? Culpen al euro.

Hace 15 años, Grecia no era un paraíso, pero tampoco estaba en crisis. El desempleo era elevado pero no era catastrófico, y el país más o menos se valía por sí mismo en los mercados mundiales, ya que ganaba lo bastante con las exportaciones, el turismo, los barcos y otras fuentes como para pagar más o menos sus importaciones.

Luego Grecia se incorporó al euro, y sucedió algo terrible: la gente empezó a creer que era un lugar seguro para invertir. Entró dinero extranjero en Grecia, una parte de él, pero no todo, para financiar los déficits del Gobierno; la economía se aceleró; la inflación aumentó; y Grecia perdió cada vez más competitividad. Sin lugar a dudas, los griegos despilfarraron mucho, si no la mayor parte, del dinero que entraba a raudales, pero también es verdad que todos los que quedaron atrapados en la burbuja del euro hicieron lo mismo.

Y luego estalló la burbuja, y en ese momento, los fallos esenciales de todo el sistema del euro se hicieron demasiado evidentes.

Al estallar la burbuja, los fallos esenciales de todo el sistema del euro se hicieron demasiado evidentes

Pregúntense por qué la zona dólar —también conocida como Estados Unidos de América —funciona más o menos, sin las graves crisis regionales que afligen ahora a Europa. La respuesta es que tenemos un Gobierno central fuerte, y las actividades de este Gobierno proporcionan a todos los efectos rescates automáticos a los Estados que se meten en problemas.

Piensen, por ejemplo, en lo que podría estar sucediendo en Florida ahora mismo, tras su enorme burbuja inmobiliaria, si el Estado tuviera que sacar el dinero para la Seguridad Social y Medicare de sus propios ingresos que se vieron reducidos repentinamente. Por suerte para Florida, es Washington en vez de Tallahassee quien se está haciendo cargo de la factura, lo que significa que Florida está recibiendo a todos los efectos un rescate a una escala que ningún país europeo podría soñar.

O piensen en un ejemplo más antiguo, la crisis de las cajas de ahorros de la década de 1980, que fue en gran medida un problema de Tejas. Los contribuyentes acabaron pagando una enorme suma para resolver el lío, pero la inmensa mayoría de esos contribuyentes estaba en otros Estados que no eran Tejas. Una vez más, el Estado recibió un rescate automático a una escala inconcebible en la Europa moderna.

Por eso Grecia, aunque no exenta de culpa, se encuentra en apuros principalmente debido a la arrogancia de las autoridades europeas, en su mayoría procedentes de países más ricos, que se convencieron de que podrían hacer que funcionase una moneda única sin un Gobierno único. Y estas mismas autoridades han empeorado la situación al insistir, a pesar de las pruebas, en que todos los problemas de la moneda estaban causados por el comportamiento irresponsable de esos europeos del sur, y que todo funcionaría si la gente estuviera dispuesta a sufrir un poco más.

Lo que nos lleva a las elecciones del domingo en Grecia, que acabaron por no solucionar nada. Puede que la coalición de Gobierno haya logrado mantenerse en el poder, aunque ni siquiera eso queda claro (el segundo socio de la coalición está amenazando con abandonarla). Pero, de todas maneras, los griegos no pueden resolver esta crisis.

La única forma en la que el euro podría —podría— salvarse es si los alemanes y el Banco Central Europeo se dan cuenta de que son ellos los que tienen que cambiar su comportamiento, gastar más y, sí, aceptar una inflación más elevada. Si no, bueno, pues Grecia pasará a la historia como la víctima del orgullo desmedido de otros países.

* Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel 2008.

© 2012 New York Times Service. Traducción de News Clips.

Fuente: El País, 19.06.12

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“La construcción europea es neoliberal”

 Entrevista a Enrique Arceo*

¿La respuesta neoliberal de Europa frente a la crisis es reflejo de la hegemonía del sector financiero?

–En realidad Estados Unidos es el que tiene un bloque dominante absolutamente cohesionado por el sector financiero. La contrapartida de su crecimiento asentado en las finanzas, en un contexto de caída de la inversión y aumento de los beneficios, fue el consumo de los hogares a través del endeudamiento. El creciente déficit externo creó oportunidades en países excedentarios como China, el Sudeste Asiático, Japón y Alemania. Es decir que la demanda en Alemania no vino de los instrumentos creados por el capital financiero (como en el caso estadounidense), sino desde el sector externo. Alemania trasladó la parte intensiva de sus industrias al este de Europa, con lo cual controló los salarios, aumentó su competitividad y se articuló con China y Estados Unidos. Mientras, los bancos alemanes y franceses financiaron al resto de Europa, que en general tiene una creciente desventaja competitiva respecto de Alemania. En esos países sí se generó un fenómeno parecido al norteamericano, porque su crecimiento productivo está bloqueado y recurren a modelos de expansión financiera, con creciente déficit externo. Sucede que Estados Unidos tiene la Reserva Federal y el Tesoro. En cambio, la construcción europea es neoliberal, ya que el Banco Central Europeo (BCE) no tiene otra función que controlar precios y tiene prohibido financiar a los Estados.

Entonces en Alemania, que hegemoniza Europa, no domina el capital financiero.

–El sector financiero está muy preocupado con esta situación, porque un default lo funde. Pero el eje de acumulación alemán no es el capital financiero. Las finanzas dominan a nivel mundial a partir de la hegemonía norteamericana, pero eso no se da con el mismo peso en todos los países.

¿Qué salidas tiene esta crisis?

–Como dice Paul Krugman, la inflación en Alemania equilibraría la economía europea, o el BCE podría garantizar las deudas de los países en crisis. Ambas salidas chocan con el proyecto alemán, que es disciplinar a la clase obrera europea, desarmar los Estados de Bienestar y crear una gran plataforma de exportación. Eso explica por qué Alemania rechaza toda salida que no esté íntimamente ligada a un ajuste cada vez mayor. Alemania necesita el ajuste, y creo que ese proyecto se devela crecientemente incompatible con la democracia. Por eso la conservación del euro representa el éxito del ajuste alemán. Si les sale bien, habrá dentro de diez años una Europa mucha más desigual, orientada hacia la exportación, y más desligada de Estados Unidos, con el cual va a entrar en competencia.

La guerra de monedas y la exacerbación de la competencia internacional no pareciera ser un fenómeno coyuntural.

–Estados Unidos no tiene otro remedio que incrementar sus exportaciones para enfrentar a China, mientras que Europa también tiene ese proyecto, en un contexto de caída de la demanda mundial. Además, hace crisis el sistema político. Los descontentos se van a la derecha, algo que en la anterior crisis terminó en el fascismo. Creo que se abre una nueva fase de la economía mundial, donde el avance de China presiona sobre los salarios en el centro. No es casual que allí el crecimiento sea 4 veces menor que en la periferia y que en Estados Unidos la mediana de los salarios sea más baja que en 1974. Esto es difícil de sostener en el largo plazo.

¿Cómo evalúa la respuesta a la crisis de parte de Estados Unidos?

–Cuando estalló la crisis todos se volvieron keynesianos, porque frente al riesgo de la caída en un pozo de la economía mundial recurrieron al único elemento que tenían a mano. Pero fue un keynesianismo centrado en la ayuda al sector financiero. En 2010, las finanzas retomaron su ofensiva diciendo que la expansión podría llevar a un incremento de la inflación. Hay un mito que dice que la inflación golpea a los sectores populares y en realidad afecta al capital financiero, porque su capital es dinero. La hegemonía de las finanzas se ha traducido en una política de control de la inflación, por eso el keynesianismo es un enemigo.

* ENRIQUE ARCEO, DE FLACSO – Entrevista de Cash

Fuente: Página 12 – Cash – 31.12.11

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EL PREMIO NOBEL JOSEPH STIGLITZ

DESTACO LA ESTRATEGIA DE RECUPERACION

DE LA ECONOMIA DEL PAIS

La solución argentina para la crisis

En la conferencia que reúne a diecisiete Premios Nobel de Economía para debatir la crisis en Estados Unidos y Europa, Stiglitz señaló la experiencia argentina para referirse a la delicada situación de los países europeos endeudados y atados al euro.

Por Tomás Lukin

Desde Lindau

“Hay vida después del default y de abandonar un sistema de tipo de cambio fijo. En la Argentina, el fin de la paridad cambiaria y el default tuvieron un alto costo. Luego de un período de caída, Argentina comenzó a crecer muy rápido. Creció al 8 por ciento incluso en ausencia de lo que mucha gente considera las ‘mejores’ prácticas económicas, con buenas políticas pero no perfectas”, señaló ayer el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Durante su primera presentación en la Conferencia de Lindau, el profesor de la Universidad de Columbia recurrió al caso argentino para exponer que el abandono o la reducción de la Zona Euro no sería inviable y podría dar lugar a un proceso de crecimiento económico. De todos modos, Stiglitz consideró que es posible poner fin a la crisis estructural de la Zona Euro y preservar la moneda común. Por eso, cuestionó los planes de ajuste fiscal, reclamó que la Unión Europea inyecte recursos en los países periféricos y advirtió que “sin crecimiento no es posible salir de la crisis. Cuanto más se demore el resultado político mayores serán la inestabilidad y los costos”. La contracara de Stiglitz fue el presidente de Alemania, Wolfgang Schürer, quien reclamó mayores recortes en el gasto (ver aparte).

Aunque Stiglitz considera que el euro es viable, siempre y cuando se dejen de lado los programas de ajuste del gasto y se los reemplace por medidas de estímulo fiscal, la mención sobre el desempeño de Argentina durante la última década habilitó el debate entre algunos de los premios Nobel de Economía de orientación ortodoxa presentes en Lindau. Daniel McFadden, ganador del galardón en 2000 por sus desarrollos vinculados con la teoría de la decisión, compartió la visión de Stiglitz sobre las posibilidades que generó el defaul-trenegociación de la deuda y el abandono del tipo de cambio fijo. Ante la consulta de Página/12, McFadden destacó el comportamiento macroeconómico reciente del país: “No se puede negar que a lo largo de los últimos años Argentina tuvo un muy buen desempeño. Europa tiene que ser más agresiva para enfrentar la crisis”. Por su parte, el economista Edmund Phelps, premiado en 2006, redujo el desempeño reciente de Argentina a la hipótesis del “viento de cola” generado por el fuerte aumento en el precio de los commodities, fundamentalmente la soja. A su vez, definió como un error la renegociación de la deuda. “Antes que buenas políticas económicas, Argentina tuvo suerte”, consideró Phelps en una breve conversación que mantuvo con Página/12 y La Nación.

La profundización de la crisis estructural de la Zona Euro y la recesión que impulsan las medidas de ajuste vuelven ineludible el análisis de la experiencia argentina reciente en ámbitos académicos. El abandono de un sistema de tipo de cambio fijo, que fue reemplazado por uno competitivo, y el default-renegociación de la deuda permitieron que el país exhiba un destacado comportamiento macroeconómico a lo largo de la última década. Estos fundamentos de la salida de la crisis argentina constituyen uno de los ejes en el debate que mantienen 17 premios Nobel de Economía en la isla de Lindau, al sur de Alemania, en el Lago Constanza. “Existe vida después del default. Luego de una caída, Argentina comenzó a crecer muy rápido”, explicó Stiglitz.

El economista no recomendó que los países periféricos de la Eurozona, como Grecia, Portugal o España, declaren el default y abandonen la moneda común. No obstante, recurrió al ejemplo argentino para señalar que esa decisión política fue costosa pero permitió recuperar la senda del crecimiento y la reducción del desempleo. La mención fue “el comentario más optimista que voy a hacer esta mañana”, bromeó el economista. La argumentación de Stiglitz es similar a la que realizó recientemente otro Nobel, que no participa de la Conferencia, Paul Krugman. “Me sorprende que digan que Argentina no es un país serio. No veo cómo el default argentino puede ser presentado, entre todos los ejemplos posibles, como una advertencia para Grecia”, había escrito Krugman en junio pasado en su blog del The New York Times. “El ejemplo argentino sugiere que el default es una gran idea. Los argumentos contra el default griego deben ser que se trata de un país diferente. Aspecto que, para ser justo, es discutible”, advirtió entonces el economista, quien cuestionaba a la Unión Europea por postergar una solución a la crisis griega, ya sea la salida del euro o una reestructuración de la deuda acompañada por asistencia desde la Unión Europea.

“Sin crecimiento no es posible salir de la crisis. Cuanto más se demore el resultado político mayores serán la inestabilidad y los costos”, afirmó ayer Stiglitz. Consideró que se requieren mayores estímulos fiscales para superar la crisis estructural en Europa. “Va a ser necesario más dinero para que funcione el euro, así como también va a ser necesario más dinero para que deje de hacerlo. De una forma u otra, Alemania va a perder mucho dinero”, apuntó. En ese sentido, recomendó inyectar mayores recursos para distribuir desde el Fondo de Estabilidad Financiera Europeo. Esos fondos deberían, según explicó Stiglitz, apuntar a compensar las diferencias entre las estructuras productivas de los países más poderosos y los periféricos. A su vez, el norteamericano también respaldó la emisión de eurobonos, una política que Alemania y Francia rechazan.

Página 12, 24.08.11

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El presidente Obama se rinde

Paul Krugman *

New York Times – Están preparando un trato para aumentar el techo de la deuda federal de EE.UU. Si se aprueba, muchos comentaristas declararán que se ha evitado el desastre. Pero se equivocarán.

Porque el trato en sí, considerando la información disponible, es un desastre, y no solo para el presidente Obama y su partido. Dañará una economía que ya está deprimida; probablemente empeorará, no mejorará, el problema del déficit de EE.UU. a largo plazo; y lo más importante, al demostrar que la extorsión pura funciona sin un coste político, llevará lejos a EE.UU. por el camino al estatus de una república bananera. 

Comencemos con la economía. Ya tenemos una economía profundamente deprimida. Es casi seguro que seguiremos teniendo una economía deprimida durante todo el próximo año. Y probablemente también tendremos una economía deprimida durante 2013, si no más lejos. 

Lo peor que se puede hacer en estas circunstancias es reducir los gastos del gobierno, ya que eso deprimirá aún más la economía. No escuchéis a los que invocan el cuento de hadas de la confianza y afirman que la acción dura en el presupuesto dará seguridades a las empresas y a los consumidores llevándoles a gastar más. No es así cómo funciona, como confirman numerosos estudios de los antecedentes históricos. 

Por cierto, la reducción de los gastos mientras la economía está deprimida ni siquiera ayudará a mejorar en mucho la situación presupuestaria y podría empeorarla. Por una parte, los tipos de interés sobre los préstamos federales ya son muy bajos, de modo que los recortes en gastos harán poco por reducir futuros costes de intereses. Por otra parte, debilitar la economía ahora solo dañará sus perspectivas a largo plazo, lo que por su parte reducirá los futuros ingresos. De modo que los que demandan recortes en los gastos ahora son cómo doctores medievales que trataban a los enfermos sangrándolos, y así los enfermaban aún más. 

Y luego tenemos los términos conocidos del trato, que corresponden a una abyecta rendición por parte del presidente. Primero, habrá grandes recortes en los gastos sin un aumento en ingresos. Luego, un panel hará recomendaciones para una mayor reducción del déficit, y si esas recomendaciones no se aceptan habrá más recortes en los gastos. 

Los republicanos tendrán supuestamente un incentivo para hacer concesiones la próxima vez, porque los gastos de defensa estarán entre las áreas recortadas. Pero el Partido Republicano acaba de demostrar su disposición a arriesgar el colapso financiero a menos que consiga todo lo que sus miembros más extremos quieren. ¿Por qué esperar que sean más razonables en la próxima vuelta? 

De hecho los republicanos seguramente se sentirán envalentonados por la forma en que Obama se repliega permanentemente ante sus amenazas. Se rindió en diciembre pasado prolongando los recortes tributarios de Bush; se rindió en la primavera cuando lo amenazaron con cerrar el gobierno; y ha vuelto a rendirse a escala grandiosa ante la brutal extorsión por el techo de la deuda. Tal vez sea solo yo, pero veo un modelo en estos hechos. 

¿Tenía una alternativa esta vez el presidente? Sí. 

Ante todo podía, y debería, haber exigido un aumento del techo de la deuda en diciembre. Cuando le preguntaron por qué no lo hizo, respondió que estaba seguro de que los republicanos actuarían responsablemente. 

E incluso ahora el gobierno de Obama podría haber recurrido a maniobras legales para soslayar el techo de la deuda, utilizando una de varias opciones. En circunstancias normales habría sido un paso extremo. Pero ante la realidad de lo que está sucediendo, es decir una burda extorsión por parte de un partido que, después de todo, solo controla una cámara del Congreso, habría sido totalmente justificable. 

Por lo menos el señor Obama podría haber utilizado la posibilidad de una carrera final legal para fortalecer su posición en la negociación. En su lugar, sin embargo, excluyó todas esas opciones desde el comienzo. 

¿Pero habría preocupado a los mercados la adopción de una posición dura? Probablemente no. De hecho, si yo fuera un inversionista me sentiría reconfortado, no desalentado por una demostración de que el presidente está preparado y dispuesto a enfrentar un chantaje por parte de extremistas de derecha. En su lugar, prefirió demostrar lo contrario. 

No me malentiendan, lo que estamos presenciando es una catástrofe a múltiples niveles. 

Es, claro está, una catástrofe política para los demócratas, quienes hace solo unas pocas semanas parecían haber derrotado a los republicanos en su plan de desmantelar Medicare; ahora Obama lo ha tirado todo a la basura. Y el daño no ha terminado: habrá más puntos de estrangulamiento en los que los republicanos podrán amenazar con crear una crisis a menos que el presidente se rinda, y ahora pueden actuar con la confiada expectativa en que lo haga. 

A largo plazo, sin embargo, los demócratas no serán los únicos perdedores. Lo que acaban de lograr los republicanos pone en cuestión todo nuestro sistema de gobierno. Después de todo, ¿cómo puede funcionar la democracia estadounidense si cualquiera de los partidos, totalmente dispuesto a ser implacable, a amenazar la seguridad económica de la nación, logra dictar la política? Y la respuesta es: tal vez no puede hacerlo. 

* Paul Krugman es profesor de economía y Asuntos Internacionales en Princeton. Fue Premio Nobel de Economía en 2008.

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article28716.htm

Tomado de Rebelión, 02.08.11 

 

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PRIMER REPORTAJE CON EL CANDIDATO AMADO BOUDOU

 

Has recorrido un largo camino

 

A los 48 años y sin experiencia política previa, Boudou encara la campaña por la vicepresidencia. En el primer reportaje que concede desde su nominación repasa las fortalezas del gobierno de CFK y analiza los desafíos para los próximos años. El rol del sindicalismo y la oposición, la relación de la política con las corporaciones, empleo, pobreza, tipo de cambio, Club de París e inversión. La falacia del viento de cola. La propuesta de González Fraga, de endeudamiento por retenciones.

 

 

Por Horacio Verbitsky

 

Tal vez porque lo vieron enrojecer cuando CFK hizo el anuncio, hubo quienes creyeron que Amado Boudou se había enterado en ese momento, lo cual sienta muy bien a la imagen de caprichosa Reina de Corazones que se atribuye a la presidente. Pero no fue así. Cuando el gabinete se sentó en el quincho de Olivos, Boudou ya sabía lo que le esperaba. Y dos semanas después del anuncio su azoramiento no ha mermado, porque, dice “todavía no caigo”. De campera y con guitarra, rapeando consignas desde un camión en Caballito, o de traje y corbata explicando la política económica de estos años y lo que viene en los próximos, Boudou muestra la misma convicción.

 

Empleo y pobreza

–Desde hace muchos años, en la Argentina hay una disociación entre empleo y pobreza. Los niveles de pobreza han descendido menos que los de desocupación. Hoy es posible tener trabajo y ser pobre, cosa que no ocurría hace tres décadas. ¿Esa es una de las razones de las políticas de transferencia directa de ingresos, como la Asignación Universal por Hijo, para penetrar en ese núcleo duro que, aun así, resiste?

–Cuando llegan el gas natural, el asfalto y la cloaca a barrios donde no los tenían, las condiciones de vida de esos ciudadanos cambian. Esos son ingresos indirectos, porque bajan los costos del gas, de la salud, al tener menos enfermedades, del transporte. Desde el 2003 esto les ha cambiado la calidad de la vida a esas personas y también se puede medir en términos económicos. Cuesta verlo desde la ciudad de Buenos Aires pero tiene un impacto fenomenal en el mal llamado interior del país. La Argentina se había convertido en un país tan ridículo que provincias productoras de gas no tienen gas natural. Esa es una de las grandes cuestiones que viene a saldar este proyecto político. (Sonríe al recordar la refutación del premio Nobel de Economía Paul Krugman a un analista que excluyó a la Argentina de la categoría de los “países serios”.) Los mal llamados gobiernos serios eran unos chantas que impostando la voz y hablando difícil pensaban el país para diez manzanas y muy poco les importaba lo que ocurriera más allá.

–Es importante destacar estas cosas que el debate político suele omitir. Pero, de todos modos, el fenómeno del trabajador empleado con ingresos que están por debajo de la línea de la pobreza para el grupo familiar también existe.

–Sí, pero no hay muchos ejemplos en la historia mundial de una recuperación tan rápida, tan intensa y tan sustentable del salario como la que vivimos desde 2003. Ese proceso empezó con Martínez de Hoz y no se soluciona con ocho años de crecimiento, sino con políticas de Estado permanentes. Verdaderas políticas de Estado, no la agenda del diario Clarín y de algunos grupos económicos, para quienes políticas de Estado son destruir el salario y la capacidad de compra de los argentinos.

El rol de los sindicatos

Le señalo el debate entre especialistas laborales convocado por el Plan Fénix. Para Julio Neffa, el alza salarial depende en buena medida del nivel de organización sindical. Según el ministerio de Trabajo, la densidad sindical creció como en pocos países del mundo, desde 2003 hasta 2010 la afiliación sindical pasó del 19 al 24 por ciento de los asalariados, y de cada dos nuevos trabajadores, uno está sindicalizado. (La incomprensión de este proceso explica la bancarrota del sector de la CTA que eligió convertirse en aparato electoral de elites exquisitas). Boudou argumenta que la recuperación salarial no va al mismo ritmo en toda la economía, que depende de cada actividad y de la acción sindical, decisiva para la redistribución del ingreso, que debería profundizarse en los próximos cuatro años. “Nadie puede dudar del rol que tiene el movimiento obrero organizado para nuestro espacio político”.

–¿Cuál es ese rol?

–El primario consiste en defender el empleo, a los trabajadores y sus salarios. Pero además, capacitar a los trabajadores. Y también tiene un rol en la política. Me suena absurdo que un cantante, un actor, un profesional o un deportista, puedan tener un rol en la política y un representante de los trabajadores no. Nuestro espacio es el más grande de la Argentina, incluye a más sectores y todos esos sectores tienen que estar representados. Esto genera tensiones y discusiones que se superan. Estoy muy orgulloso de tener en nuestro espacio político líderes como Moyano.

El incremento de la inversión

A menudo habla sobre el incremento de la inversión. Le pregunto por qué vía. “Por la que sea”, dice entre risas. Por si fuera necesario aclara que “hablamos de fierros, de caños, no de inversión financiera”. Cree que por el trabajo realizado el sistema financiero es muy sano y forma parte “del motor del consumo y de la inversión”.

–Más del consumo que de la inversión.

–Esas proporciones están mejorando, por decisiones de los empresarios y por acciones del Banco Central, que también tienen que ver con una historia. Nuestro país durante treinta y pico de años estaba organizado alrededor de la valorización financiera. Esto colapsó en 2003. Que haya inversión de largo plazo es un proceso que va a tomar su tiempo, como la recuperación que pretendemos de los salarios. Estamos muy bien encaminados. Pero necesitamos también que aparezcan nuevos empresarios argentinos que tomen riesgo, que sean creativos y que apuesten a mantener sus empresas.

–El problema argentino es la ausencia de tal clase empresarial con vocación por el riesgo. La predatoria oligarquía diversificada que tenemos realiza el máximo de utilidades en cada momento, con absoluto desprecio por la situación colectiva.

–Como en todo proceso social esto no es unicausal. Ha habido un Estado que permitía y orientaba eso y ha habido empresarios que sacaban ventaja de eso, y sin duda había vasos comunicantes.

–¿Cómo se modifican esas prácticas?

–Ya hay reglas de juego distintas y señales muy fuertes de que la Argentina va por otro camino. El Estado argentino, en muchas etapas de su historia, gerenciaba para los poderosos. Desde Kirchner y con más fuerza con Cristina dejó de ser gerente para ser político. Hace política, política económica, política social, política exterior, política de salud. Sobre los empresarios, es triste que todos quieran terminar teniendo campos. No importa de qué actividad vengan. Quieren terminar siendo recolectores.

–Tal vez esto está determinado por el origen. El empresariado argentino es una oligarquía que empieza ahí y luego se diversifica e internacionaliza.

–Está bien que el empresario se diversifique y tenga huevos en distintas canastas, pero que el corazón de su actividad sea donde puso su creatividad, su capacidad y que siga ganando utilidades y no persiguiendo rentas. Esta es la diferencia que nosotros tenemos que lograr.

El caso Techint

–¿La polémica con el Grupo Techint tiene que ver con esto, con la fijación de reglas por el Estado, en un rol activo para canalizar la inversión productiva hacia proyectos de interés social y no sólo la maximización de las ganancias empresariales?

–Sí, y más aún que esto. La empresa privada tiene un rol obvio en la inversión, en la generación de puestos de trabajo, en la distribución y reinversión de utilidades. Esta es la regla en el mundo y está bien que así sea. Lo que no puede ser regla, le moleste a quien le moleste, es que las empresas redacten los decretos y los funcionarios los firmen. Con Techint esto pasó muchas veces en la historia. Eso es mala calidad institucional. Y acá vienen estas cosas de la historia mal contada. Hay mala calidad institucional cuando los empresarios ocupan el rol de la política, porque así la política toma decisiones para pocos. Y hay buena calidad institucional cuando un gobierno decide enfrentar esa forma de toma de decisiones. De otro modo, termina pagando el conjunto de la sociedad, con la estatización de la deuda privada, con una megadevaluación, con un manejo irresponsable de las importaciones y exportaciones, con la orientación de los recursos públicos. Esto no pasó con Néstor Kirchner ni con Cristina Fernández de Kirchner. Por eso no hay gobierno de esta democracia que haya tenido la calidad institucional de este, que usó el Estado para defender a los más y a los que lo votaron y no a los intereses concentrados. El gobierno administra para todos, nunca tomó una medida en contra de alguien, sino a favor de la situación del conjunto. Y esto les cabe a la ley de medios, a la utilización de retenciones, a la utilización de reservas excedentes para pagar deuda pública, a la política de desendeudamiento, a la política cambiaria, a la política de comercio exterior. Por eso el campo tiene hoy la rentabilidad que tiene y las terminales automotrices están haciendo inversiones fortísimas este año.

Retenciones y viento de cola

–Los principales líderes de la oposición plantean reducir o suprimir las retenciones a las exportaciones agropecuarias.

–Es lamentable que no exista un pensador de derecha con quién discutir, capaz de colocar esa propuesta dentro de un modelo completo y no como un mero slogan, con la agenda de la Sociedad Rural y de Clarín.

–Duhalde y Carrió no miden las consecuencias económicas de esas decisiones políticas porque ni sospechan de qué están hablando. La recopilación de los dichos de Duhalde sería un libro humorístico.

–¿Será el famoso humor negro?

–En cambio, González Fraga es ese pensador de derecha. El candidato a vicepresidente del radicalismo tiene una propuesta bastante completa: suprimir las retenciones y cambiarlas por endeudamiento. Ahí sí hay un modelo.

–Un proyecto que ya fue aplicado en la Argentina. Nos costó mucho y tuvo que aparecer un tipo como Kirchner y una presidenta como Cristina para que la Argentina se desendeudara. Yo no creo que la sociedad quiera ir para ese lado. Se ha hablado mucho del viento de cola y de las condiciones favorables, como si nada se debiera a los aciertos de política de gobierno. La verdad es que a la presidenta le ha tocado una época del mundo de profundos cambios, de mucha dificultad, porque cuando uno toma decisiones en un contexto turbulento, una mala decisión puede amplificar los efectos y convertirse en un desastre. Y si toma buenas decisiones sirve para cambiar una situación y posicionar a la Argentina tal cual está hoy. Hace dos décadas hubo otro gobierno que manejó una cuantiosa masa de fondos, que en realidad eran transitorios y por una sola vez. El gobierno de Menem tuvo un “viento de cola” extraordinario, que fueron los ingresos de las privatizaciones, mayores que los de la soja. Esto desbarata el argumento del viento de cola, porque podés tener mucha plata y si no sabés para qué, terminás como el gobierno de Menem, endeudando a la Argentina, con desempleo, con salarios y jubilaciones congeladas, con cada vez menos jubilados.

–Hay mucha presión por el endeudamiento…

–Porque hay negocios de algunos. En septiembre de 2009 en la conferencia de Estambul, Redrado apareció con la gran noticia de que podíamos conseguir mil millones de dólares al 14 por ciento. Esta fue una alarma para todos nosotros. ¿En qué está pensando, cómo va a llevar adelante el Banco Central? Todo quedó en evidencia cuando diseñamos el Fondo del Bicentenario, con la decisión de la presidenta de utilizar las reservas excedentes para pagar deuda en lugar de endeudarse. En función de esas cosas el establishment y los medios dominantes entronizan a algunos y desprecian a otros. Están los técnicos y los negros, nosotros.

–Vos sos blanco, rubio, de ojos claros.

–Pero parece que no de pensamiento. Están entronizados una cantidad de tipos que son los que fundieron a la Argentina, como los anteriores secretarios de Energía. Y resulta que Feletti, Mercedes Marcó del Pont, Hernán Lorenzino, Sergio Chodos, Amado Boudou, Iván Heyn, Axel Kicillof no pueden opinar, no somos técnicos. Yo prefiero estar rodeado de toda esta gente.

La cuestión energética

–Está claro que los secretarios de Energía de Bignone, Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde produjeron la situación que hoy vivimos. Aun así, la pérdida del autoabastecimiento energético requiere una respuesta de parte del Estado. La creciente factura de importación energética ¿es sustentable en el tiempo? ¿No estamos ante el riesgo de un nuevo estrangulamiento del sector externo?

–En los últimos ocho años recuperamos una agenda que había quedado enterrada: la diversificación de la matriz energética para acompañar el crecimiento vigoroso de una Argentina industrial. Julio De Vido tuvo que resolver la coyuntura y al mismo tiempo planificar el futuro. Tan cierto es que existe una factura de importación, como que, por primera vez en cincuenta años, hay inversión masiva en generación de energía eléctrica de distintas fuentes. (La mención a De Vido no es casual. Boudou es el primer ministro de Economía del ciclo kirchnerista que tiene una relación cordial y cooperativa con el titular de Planificación Federal.)

Boudou destaca la finalización de Yacyretá en la cota 83, como lo había planificado Perón y lo inauguraron Cristina y el presidente paraguayo Lugo, “símbolo de que hemos abandonado la página de la desidia, de la decadencia, de la corrupción”. Luego enumera la diversificación energética emprendida en estos años vertiginosos: energía nuclear, con la puesta en funcionamiento de Atucha II; hidroeléctrica, con dos proyectos de envergadura, como Chihuido y Cóndor Cliff-Barrancosa que ya se han licitado y están comenzando; fuentes alternativas por 600 megas ya licitados, eólica en Chubut, solar en San Juan y biodiésel en Santiago del Estero. Y además las fuentes tradicionales, en las que se ha seguido invirtiendo para sostener el vigoroso crecimiento de la industria en estos años. También se enterraron los caños para el gas y se tendieron las redes para el transporte de energía eléctrica, todo al mismo tiempo. Cuando todas estas inversiones maduren la factura se reducirá. Por primera vez hemos estado trabajando en la sustentabilidad y en un horizonte de largo plazo. Esto demuestra que el kirchnerismo tiene una visión del todo: tiene empleo porque tiene industria; tiene industria porque tiene energía; tiene todo esto porque tiene una buena macroeconomía y una ideología del crecimiento con inclusión social y generación de puestos de trabajo. Se acabó la concepción de la Argentina de 1880, todo en la Capital y algunos tendidos eléctricos radiales. Hoy la Argentina tiene tendidos en el este, en el oeste, en el norte y en el sur y anillos que permiten una interconexión de las provincias sin pasar por la Capital o la provincia de Buenos Aires”.

El tipo de cambio

–Desde hace muchos años, cada vez que se aproxima la finalización de un gobierno se debate sobre el tipo de cambio. Hay quienes plantean que no es suficiente para mantener el crecimiento industrial de estos años y que se está reproduciendo una situación de atraso como durante la convertibilidad, a lo que Mercedes Marcó del Pont contesta con cálculos muy precisos sobre competitividad en los distintos mercados. También hay quienes, por el contrario, plantean, como González Fraga, la apreciación del peso, suprimiendo retenciones y regulaciones para el ingreso de capitales. Es obvio que el tipo de cambio actual no obstaculiza las exportaciones y permite que la balanza comercial siga siendo positiva, si bien se está reduciendo. Menos claro es que aún sirva como defensa de ciertas importaciones, que hacen sufrir a algunos sectores de la industria, aunque no en la forma que ocurrió cuando la convertibilidad comenzó a hacer agua mineral Perrier.

–La discusión del tipo de cambio en las etapas anteriores tuvo componentes políticos y de rapiña, impulsados por quienes pretendían sacar una ventaja sobre el resto de la población quedándose con una fuerte distribución a su favor. Además licuaron sus deudas en distintas monedas. Eso hoy no puede ocurrir, porque hay un gobierno que todo el mundo percibe que no lo permitiría. Por eso, De Mendiguren habla en un marco mucho más racional, ya no de devaluación sino de competitividad, que tiene muchas más aristas que el tipo de cambio. Desde el punto de vista técnico, hemos trabajado muy fuerte con una política de tipo de cambio administrado que ha demostrado en el tiempo que era beneficiosa para el conjunto de la sociedad, que les sirve tanto a exportadores como a importadores pero sobre todo a los consumidores argentinos. Esta es la clave del tipo de cambio kirchnerista, que se va a mantener y sin sobresaltos, porque tenemos las herramientas y las ideas. Además hemos tenido una política de administración del comercio internacional que no tiene memoria en la Argentina, y por más que les pese a algunos grupos concentrados, es importante mantenerla, porque defender la política comercial es defender el empleo de algún vecino, de algún pariente, de alguien que sufre en nuestro país. Es lógico que en un proceso de crecimiento las importaciones vayan un poquito más rápido. Pero tenemos muy claro cómo llevar adelante la política comercial junto con la cambiaria para cubrir las dos cosas, porque si no termina siendo otra vez una cuestión solamente financiera y no de la economía real, que es la que tiene que ver con las posibilidades de consumo y de trabajo de los argentinos.

–Después de hablar de retenciones y de endeudamiento, otro elemento de la ecuación es la estructura impositiva. Las retenciones y el impuesto a las transacciones financieras han sido parches oportunos, pero está pendiente una reforma tributaria.

–Las retenciones no son un parche, sino una muy buena herramienta no sólo de política tributaria sino también de política económica, que inciden en la asignación de la tierra y la posibilidad del Estado de redistribuir rentas. Un inglés diría que no hay mejor impuesto que el que ya está. Hay que tener una Anses, un Banco Central, un Banco Nación y una AFIP que funcionen, y en esto nuestro espacio político ha sido muy efectivo, aspecto que no muchas veces resaltan quienes siempre hablan de grandes ideas pero no de cómo hacerlas. Ha mejorado la equidad tributaria con la ampliación de la base de aquellos que pagan impuestos y el seguimiento de los actores económicos que tienen mayor interés fiscal. Hacia delante tenemos que trabajar en un mayor nivel de economía formal, que tiene que ver con la legalidad y con la justicia, en una sociedad que no tiene nada que ver con la de 2003. Hoy la sociedad sabe que tiene un gobierno al cual le puede pedir y que le dará respuestas. Entonces el conjunto de la población le está reclamando políticas públicas, que no pueden ser financiadas por el 65 por ciento que paga impuestos, sino por el 100 por ciento de la base imponible. Siempre es interesante un sistema tributario con mayor nivel de progresividad, como ocurre en los países que son tildados de serios. Qué curioso, justo ahora el Fondo Monetario empieza a proponer mayores niveles de impuestos al consumo, en un esquema regresivo.

–¿Y qué propone nuestro posible vicepresidente?

–Lo que proponga la presidenta (risas).

–¿Y qué va a proponer la presidente?

–Siempre analizamos medidas para que mejore el conjunto de la población, nunca en detrimento de alguien, sino buscando un mayor nivel de equidad y de inclusión social.

El Club de París

Desde hace años hay periódicos anuncios de acuerdos inminentes para cancelar la deuda con el Club de París, que luego no se concretan. Boudou explica que tratan de quitarles dramatismo a las negociaciones, porque el único drama sería verse obligando a tomar decisiones “que no querés tomar. Y por suerte nuestra presidenta nunca toma decisiones que no quiere tomar. En este marco de negociación uno siente que tiene mucha espalda para discutir y trabajar”. Agrega que las diferencias actuales son sobre plazos antes que sobre cantidades y que no está en juego el tema de la revisión por el FMI. “Empezamos a negociar cuando quedó saldada esa cuestión. Era un prerrequisito.” No le quita importancia al tema, que describe como “el último vestigio del default de Rodríguez Saá”, pero insiste en que el acuerdo debe ser “beneficioso para la Argentina y aceptable para los acreedores” o no será. Espera que se firme “antes de que finalice este gobierno, pero tampoco nos desespera”. Del otro lado “ellos también tienen presiones de sus sectores industriales y financieros, interesados en un mayor flujo de comercio con la Argentina”. Un dato que menciona como fundamento de su optimismo es que los países acreedores “ya saben que al final del camino los esperan los mismos negociadores, tienen muy claro que no va a haber cambio de gobierno”.

 

 

 

 

Imagen Arnaldo Pampillon

Fuente: Página 12, 09.07.11

 

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